25 de septiembre de 2007

El Chef-Pinche

Hoy cociné!

Tengo el recuerdo de ocasionalmente voluntariar nuestra cocina para organizar una cena, en Karlsruhe. Y en esos casos definitivamente cocinaba, a veces muy proactivamente y otras casi de puro mirón. También sé de cierto que estando en Potrero todas las noches me apuntaba yo como el pinche # 1 del buen Leo, conocedor de profundos secretos gastronómicos. Sé que en mi casa en Cancún y en mi casa postiza en Querétaro jamás ayudé a cocinar. O, por lo menos en ninguna medida que valga la pena mencionar. Aunque me gustaba hacer galletitas. Ah! y cómo olvidar la playa perdida a la que íbamos a dar en esos memorabilísimos campamentos. Ahí la comida era muy sencilla, pero abundantísima, y siempre estuve puesto pa' echarle la mano a nuestro honorable y autonombrado (¿quién demonios lo iba a retar? ¡qué pereza arriar haraganes!) líder para cocinar las 4-5 veces al día que comíamos.

El punto que quiero decorar con tantas ocasiones dignas de remembranza es que no soy 100% anti-cocina. O algo así. Prefiero ayudar que cargar con la iniciativa, eso definitivamente sí, pero es bastante disfrutable preparar comida.

Dicho lo cuál, puedo contar con los dedos de una mano los días en que me he preparado una comida de a deveras a mí mismo desde que llegué a Austin. Hoy fue uno de ellos. Me encontré en el vasto internet unas recetas que prometían buena (y fácil) comida en 15 minutos, y me tardé unos 45 en preparar una de ellas.
Y, nuevamente, sentí una particular satisfacción en la preparación de mis alimentos. No tanto en la degustación, pero eso viene con la práctica. Siempre está el incentivo de que es más barato comer en casa que fuera... aunque como aquí abro una botellita de vino ya se desbalancean las cuentas inmediatamente. Pero, bueno, me quedó comida suficiente pa' mi lunch de mañana.

Creo que lo que más trabajo me cuesta, entonces, es empezar las cosas. Y eso, pa' quienes me conozcan, se puede generalizar a muchísimas cosas que hago. Una vez empezado, la pura inercia te lleva por caminos inesperados y altamente satisfactorios. Y es lo mismo pa' levantar el trapo que ha de conllevar una limipieza exhaustiva de mi pequeño depto como para abrir el closet y sacar la bici, y ahorita que lo pienso y me autopsicoanalizo, es lo mismo levantarse por la mañana: salir de la cama, bañarse, ir a trabajar. ¡Es lo mismo! Sí sé hacer las cosas bien, ¡nomás no sé muy bien empezar a hacerlas!

Es como venir, y escribir en este espacio. Aunque creo que ahí sí funciona diferente. Pienso cosas que querría escribir, planeo historias, compongo explicaciones y situaciones, me siento, escribo algo que no suena como lo planeé y acabo borrando todo.

Tengo que empezar a dejar de autocensurarme. ¡Oh, eso podría aplicar a tantísimas cosas! Pero lo que realmente quisiera, es empezar a empezar.

O por lo menos empezar a continuar con lo que ya empecé.