21 de octubre de 2006

Golfito

Ahorrémonos los comentarios y albures del título, y vayamos directo a lo pastoso del asunto.

Si bien la historia, circunstancias y posibles ramificaciones del hecho están más allá de lo que aquí nos atañe, sépase que en mi reciente y brevísima estancia en Cancún mi señor padre me hizo un regalo de lo más inusual: Un par de zapatos de golf. Aparentemente, en lo que encontraba los suyos, decidió que podía comprar temporalmente unos de mi talla y usarlos. Total, al final de su búsqueda, siempre podría usar yo los zapatos. Claro, yo no juego golf, pero está el punto a favor de que los zapatos son de mi talla.

Total

Armado con calzado tan especializado (y tan inútil para cualquier otra actividad que no sea golf o, quizás, futbol elegante) me dije a mí mismo: Por qué no jugar golf? Y es que la lógica es intachable. En un deporte donde necesita uno zapatos, tees, bolas, un guante y un saco repleto de bastones, por no mencionar un par de hectáreas cuidadosamente cuidadas y regadas de pasto salpiconeado de uno que otro agujerito con banderita, tener los zapatos ya es ir de gane. Enter: Omaopa.

Le corto al choro, porque llevo dos párrafos tratando de construir el contexto de lo que es obvio desde el título: hoy tuve mi primera clase de golf. Me ajuaré en plan “fresco-casual” y estuve puntual a la cita en Tequisquiapan. Mi instructor, curiosamente, es de la filosofía del Natural Golf, la cuál con tanta eficiencia y beneficio pregonaba Miguel en sus tiempos de pequeño eslabón en la cadena del imperio timeshareero. El Golf, en las célebres y místicas palabras del Charlie, “es como todo”. Va uno de objetivos generales (atinarle a la pelota con el bastón), a más particulares (atinarle a la parte de abajo de la pelota con el bastón). Dirán lo que quieran –quien quiera decir algo- pero me divertí. Orgullosos pueden estar padre y abuelo, repetiré la experiencia la próxima semana.

El peligro, claro, es el de empezar a recibir puras insinuaciones disfrazadas de regalos, al creerse demostrada la eficiencia del método.

Nota: esperaba escribir más al respecto de este evento, pero hay que tomarlo con calma. Ved, además, la hora!