27 de octubre de 2006

NI

Maneje con precaución, choro filosófico-automotivador-reflexivo las próximas líneas.

El miércoles me fui a México
. Mis dudas ocasionales de si sí o si no fueron reducidas a tímidos gimoteos ante una enérgica y pragmática visión de alguien que sabe mejor lo que es bueno para mí que yo mismo: te late, te conviene, ¡ve! ¡No hay nada que pensar! Y, pues, fui. ¡Gracias por convencerme!

El objetivo era caer en la mañana al CCM, a un reclutamiento de National Instruments. Hice lo que tenía que hacer, y regresé a Querétaro.

Y ahora, estoy nervioso.

Más que nervioso, como incómodo. Alguna vez, alguien me acusó de siempre obtener lo que quería. Más aún, me acusó de ello con alguien más, como si fuera algo malo, y yo una mala persona por esas características. Lo cierto es que no me puedo quejar, pero también es cierto que siempre he hecho algo de trampa. Las cosas que realmente he querido, siempre he tenido la idea de que son alcanzables. Si se va poniendo peluda la cosa, o si desde el principio se ve pedregoso el negocio, el prospecto no me emociona tanto. Osea, no es que siempre obtenga lo que quiero, sino que sólo quiero lo que sé que puedo obtener. Hay, por supuesto, un esfuerzo asociado, pero es la selección de metas lo que siempre me ha sacado adelante. A mí me ha salido muy bien, la verdad, mi vida me encanta y no le encuentro queja. Pero niños, en general no es recomendable hacer esto en casa: si uno no toma riesgos la vida tiende a avanzar despacito y luego la hace uno de jamón porque no cayó nada por aquí, y no nos ha llovido el maná. La cosa nomás es no ser tan chillón y tomar riesgos controlados pero no tan controlados. Creo que esa es la teoría, pues. Finalmente, cada quién su asunto.

Total, en alguna forma, ir a México fue un poco un riesgo controlado. No perdía nada, no perdí nada. Pero ahora sí estoy dudando de mí mismo. De alguna forma siento que no depende de mí si me invitan a hacer un trabajo que me encantaría en un ambiente de crecer y aprender como loco y aprovechando todo lo que siempre he dicho que soy una pistola haciendo. Yo hice lo que pude... y ahí siento que me faltó un poquito. Me agarraron con la guardia baja. Es el ultimate test... are you good enough?

Hablo con la gente, y absolutamente todo el mundo es pródigo en sus buenas vibras y alabanzas. Pareciera que el único que tiene una duda soy yo, y a todos les agradezco infinitamente su apoyo. Y quiero, además, creérmelo. Y estoy nervioso!

Es común escuchar que se dice "traigo un proyecto entre manos, pero luego te digo, no se vaya a cebar". El otro día escuché hablar a alguien que ha sacado su vida adelante a pesar de tenerlo más bien canijo. Vaya, una de esas historias de lucha en miniatura, con una pasión y un gusto que es hasta envidiable. Su filosofía era: cuéntale tus sueños a todo el mundo. A todo el mundo. A tus amgios, familiares, al vecino y al taxista. Diles qué quieres lograr y cómo quieres lograrlo. En una de esas, te la vas a empezar a creer.
Como la opción de no decir nada me suena supersticiosa, y esta última suena poderosa, estoy en el proceso de convencerme. Y por eso digo hoy, esto es lo que quiero. Ya si no sale (será porque no iba a salir, no porque el hecho de que yo andara de hablador trastornó de tal forma la fibra del tiempo y el espacio que a cierta persona encargada de revisar mi currículum y las notas de mi entrevista sufrió un repentino nubarrón neuronal a media lectura y entre convulsiones y salivazos tiró mis papeles a la trituradora), tengo algo poderosísimo: hoy sé qué quiero. Tengo una guía a seguir y tendré forma de buscar. Cambiará el cómo, pero al menos ya tengo el qué. Sigo comentándolo a la gente porque todavía tengo que llegar a la parte en que creo con todo mi ser que éste de ahorita puede ser el bueno para mí, y yo para ellos. Si paso a la siguiente fase, voy a tener que estar convencido de eso si quiero venderle la idea a unos gringos colmilludos cuyo único trabajo es detectar a quién le tiemblan las patas y quién los tiene bien puestos.

Así que le sumo otra cuenta regresiva al futuro, y de ahí veremos. Son 8 semanas para el día de mi graduación, 6 para acabar mi carrera (que no es lo mismo), 5 para que me digan cómo me fue de Ceneval (ese es más bien por curiosidad, pero también es algo que estoy esperando), 2 para que me hablen de NI y me digan si tengo que ir a visitarlos un fin de semana en Austin, Texas, o si mejor programo mis díasde otra forma y busco algo más que hacer de mi futuro. En una me voy a Monterrey, a ver a mi hermano actuar. Ese también sabe luchar por lo que realmente quiere, y me dará un gusto enorme verlo. Hoy hay fiesta de disfraces, al ratito tengo clase. Puede uno, como se ve, vivir la vida en bloques tan grandes o pequeños como uno quiera. Yo recomiendo usar bloques de todos los tamaños y colores, y no dejar pasar ninguno desapercibido.